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Olenev
Rovira Armando Enciclopedia de los chistes Barcelona 1992
314 páginas


Cliente y abogado
Se lo ruego, abogado, asuma mi defensa.
¿Tiene usted dinero?
No, pero tengo un coche.
Bueno, pues entonces sí. ¿De qué se le acusa?
De haber robado un coche.
Agradecimiento
El abogado ha resuelto brillantemente la causa de la señora García, y ésta le dice:
Abogado, no sé realmente cómo demostrarle mi agradecimiento. ¿Me da otro consejo?, ¿qué puedo hacer para agradecérselo?
Es muy simple, señora. Desde que los fenicios inventaron el dinero, no hay otra respuesta a su pregunta.
Abandono
Una señora muy insegura va al abogado y le dice:
Abogado, estoy casada desde dieciséis años, pero al cabo de una semana de casados, mi marido se fue con otra mujer y ya no lo he visto más.
¿Qué debo hacer? – pregunta la señora titubeante.
El abogado se queda en una actitud pensativa y, luego, añade:
Yo diría que usted se debe separar.
La carta
Un célebre abogado está dictando a su secretario una carta dirigida a un colega de pésima reputación.
¿Cómo debo empezar la carta? – le pregunta el secretario. ¿”Querido maestro”?
¡Ni soñarlo, es un bribón!
¿Entonces?
Pues pon: “Querido colega”.
Atropello
Un camionero de aspecto fuerte se presenta desencajado y pálido ante la Guardia Civil y les pregunta:
¿Tienen usted vacas negras en este pueblo?
No.
¿Tienen caballos negros?
No.
¿No tienen tampoco un gran pero negro?
¡No, no tenemos animales negros en este pueblo!
¡Oh, desgraciado de mí; entonces he atropellado al cura!
Recorrido turístico
Un grupo de turistas está visitando Versalles.
Miren – dice el guía -, en esta cama se han acostado Luis XIV, XV,XVI,XVIII, María Antonieta, la Pompadour…
De pronto se oye la voz de un turista americano que exclama:
¡Pues debían estar muy estrechos!
Precaución
Una señora americana posa para ser fotografiada frente a las ruinas de un antiguo templo griego y le dice al fotógrafo:
Procure no fotografiar mi coche, pues si mi marido creerá que he sido yo la que he derribado el templo.
¡Estos americanos!
Una familia americana, instalada desde hace poco en Italia, va a hacer la compra.
¿Qué desea la señora? – exclama el dependiente.
Quisiera un kilo de pasta.
¿Espaguettits?
No, todavía no tener platos tan grandes.
Reflexiones de un americano
Un americano se encuentra en París frente a la torre Eiffel y piensa para sí:
“Qué extraño, hace años que paso por aquí y todavía no han encontrado el petróleo”.
Conocimiento
En un pueblo, un médico pasea con un amigo que ha llegado de Liverpool para verle.
Pasa un perro, un hermoso setter, que dice:
Buenas días, doctor.
Pero ¡es sorprendente! Dice el amigo.
Tampoco es nada de extraordinario; ya vez, en un pequeño pueblo como este todo el mundo se conoce.
Ridiculez
Una vaca que desea tomarle el pelo a un pequeño gato, le dice:
¡Qué ridículo!, ¡tan pequeño y ya con bigotes!
¿Qué tienen de extraño mis bigotes? Estás mucho más ridícula tú, tan gorda y sin sujetador.
Verdadera mentira
En Madrid, en un autobús, un pasajero pisa, sin querer, el pie de una señora.
En seguida le dice:
Me duele mucho, señora.
No diga tonterías – añade la señora - ,y todavía menos, diga mentiras.
¡es a mí que me duele y no a usted!
Civilización
Juan ha llegado a la ciudad para encontrar a sus padres.
Se sube a un autobús; éste está llenísimo y un pasajero le pisa un pie.
¡Perdone, lo siento muchísimo! – dice el pasajero.
¡No se preocupe! – dice Juan -. Yo vivo en el campo y estoy acostumbrado a que me pisen las bestias.
El examen de conducir
Una señora regresa a su casa después de haber efectuado el examen de conducir, y el marido le pregunta:
¿Cómo ha ido?
¡Cómo! ¿No lo sabes?
¿No te ha dicho el examinador?
Nada, todavía sigue inconsciente…
En la ventanilla
¿Me hace un favor?
¿Me cambia un billete de cinco mil pesetas por seis billetes de mil?
¡Querrá decir por cinco billetes de mil!
Bueno, pero ¿entonces dónde está el favor?
Aperitivo
Un cliente se sienta en un bar y ve como entra en él un perro.
El animal se sienta en la barra y ladra un par de veces.
El camarero le prepara un Martín con tres aceitunas dentro.
El perro se lo bebe y se va.
El cliente, estupefacto, pregunta:
Pero, ¿no es extraño?
No, señor – responde el camarero -. Ponemos siempre tres aceitunas en el Martín.
Regalo
Gloria se presenta ante sus amigos con un hermoso abrigo de piel que le ha regalado su marido.
Pero es maravilloso.
¿Cómo lo has conseguido?
Con la cama.
Qué quieres decir?
¿Con tu marido en la cama?
No, era mi marido que estaba en la cama con Clara y yo entré por regresar antes de vacaciones.
Curiosidad
Una muchacha le dice a una amiga:
¿Sabes qué te digo?
Yo no soy curiosa, pero me gustaría tanto saber con quién me fui a la cama esta noche!
¡Qué pretensiones!
Una señora exigente:
Quisiera un poco de carne sin grasa, sin hueso y sin nervios.
¡Oiga, señora, enfrente hay una lechería, pida allí una docena de huevos!
En el tribunal
¿Cuál es su oficio?
Enterrador, para servirle, señor juez…
Gastos
En la oficina del director de un importante circo entra una persona y le propone al director:
Vengo a proponerle un número sensacional: un león y un cordero que juegan juntos en la misma jaula!
¡No está nada mal! – dice el director -. ¿Y cuánto cuesta este numero?
¡Cinco mil pesetas por noche, más los gastos!
¿Qué gastos?
Pues que después de cada espectáculo se deberá comprar un nuevo cordero.
Americana
Perdone, señora, me parece que yo a usted la conozco, usted es la señora Smith, ¿no es verdad?
Sí, querido, pero de eso ya hace dos maridos…
Traición
Padre, padre…
¿Qué pasa, hijo mío?
De repente se me ocurre, mientras hago el amor, hablar con mi mujer…
¿Es eso pecado?
Depende, ¿en qué momento habla usted con su mujer cuando hace el amor?
Sabe, cuando ella me telefonea…
En el abogado
Una joven y graciosa señora va a ver al abogado encargado en divorcios.
Después un rato, el abogado le dice:
¡Pero, señora, no puede solicitar el divorcio sólo porque su marido fuma en la cama!
¿No se puede? Pero ¿usted bromea? ¿Entonces, según usted, yo debo pasarme toda la vida permitiendo que mi marido encienda las cerillas en mi espalda?
Un escocés en un bar
Un escocés llega a Madrid, y es la primera vez que abandona su país y que visita esta ciudad.
Al cabo de una hora de haber llegado entra en un bar y pide cuánto cuesta un café.
Cien pesetas en la mesa – le responde un camarero – y setenta pesetas si lo toma de pie.
¿Y si me apoyo en una sola pierna?
Epígrafe
Un irlandés visita un cementerio y de vez en cuando se detiene a leer los epitafios.
Uno le atrae particularmente su atención:
“Aquí yace Robert Mc Milano, un padre maravilloso y un devoto ciudadano.”
¡Estos escoceses! – exclama el irlandés a un amigo - , ¡tres hombres en una tumba!
Tranquilidad
¡Oiga, el tren que tenía que tomar lleva un retraso de media hora!
¡No se preocupe, señor, su billete es válido para tres días!
El galante en la mesa
Es la sexta vez que me besa la mano desde que nos hemos sentado a la mesa.
¡Qué caballero!
¡Le seré sincero, señora; el camarero se ha olvidado de darme la servilleta!